sábado, 7 de mayo de 2011

En la visita del Pontífice Juan Pablo II en abril de 1987: Ocho testimonios de chilenos

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sábado 30 de abril de 2011




En su recorrido de seis días por ciudades como Santiago, Concepción y Antofagasta, un carabinero fue su chofer, una niña burló la seguridad para regalarle un juguete, un actual diputado custodió su visita y una pobladora le habló de la pobreza. 24 años después, "El Mercurio" los contactó para conocer las historias de quienes estuvieron cerca de Su Santidad, que será beatificado mañana en Roma.


María José Ahumada y Pamela Ohlbaum La sorpresiva bendición a la académica en la visita a la U. Católica
Se sentó en una de las primeras filas de la Casa Central de la UC, junto al doctor Héctor Croxatto, una de las personas que habló ante la multitud de intelectuales y académicos que copaban el lugar. Pero la razón de su privilegiado asiento no tenía que ver con su cargo, sino que porque tenía 9 meses de embarazo, y porque los doctores le habían dicho que este, su cuarto parto por cesárea, sería también el más riesgoso. Por ello, la decana de la Facultad de Comunicaciones UC recuerda con claridad que cuando terminó la ceremonia papal ante el mundo académico e intelectual, monseñor Lizama, que estaba a su lado, le dijo que el Pontífice siempre se acercaba a las embarazadas. De todos modos se sorprendió cuando Juan Pablo II bajó del altar y caminó hacia ella, mirándola fijamente. "Me puso las dos manos sobre el vientre. Luego, puso una mano sobre mi cabeza y me dio la bendición", señala, y agrega que no fueron más de 30 segundos.

"Me quedé muda. Fue lejos una de las emociones más fuertes que he vivido", dice. Pocos días después, su hija nació sin complicaciones.


Acompañó al Papa durante los seis días de su visita



La describe como la experiencia más importante de su vida. Etchegaray, por encargo de la Conferencia Episcopal, fue el laico que estuvo en cada momento con el Pontífice. Incluso iba en el auto que viajaba adelante del Papamóvil.

También pudo conocer su faceta menos pública. Lo recuerda como una persona "extraordinariamente generosa con las multitudes y reservado en la intimidad. Nunca salía de su cabina del avión y no era un hombre de conversación fácil, sino que meditaba y nosotros respetamos su silencio".

No se cansa de decir que "todo el esfuerzo de la visita no es nada con la oportunidad de estar con el hombre que llevó la fe por el mundo".

Para Etchegaray, la beatificación de mañana se debe a su valentía y coraje. Seguirá el evento desde Tierra Santa, donde participa de una peregrinación.


Leyó el saludo de los trabajadores de Concepción

Fue elegido entre los católicos guiados por monseñor Alejandro Goic para dar el discurso de bienvenida al Papa en Concepción, a nombre de los trabajadores. A pesar de ello, Luis César Moraga nunca pensó que lo saludaría de cerca. "Él estaba en un sillón escuchando. Al terminar, me pidió que me acercara y me dio un abrazo para mis hermanos trabajadores. Era como un abuelito que acoge", recuerda. Sólo dimensionó lo que había vivido cuando lo criticaron porque no era líder sindical. Pero él guarda el mejor recuerdo: una foto y un rosario que le dejó el Papa.







Lideró las guardias papales de cinco mil laicos



El actual diputado DC Juan Carlos Latorre era el director de las guardias papales, una organización de más de cinco mil laicos, inédita en el mundo, que recibió al Papa y cuidó de quienes quisieran acercarse al Pontífice en las aglomeraciones. Recuerda que intentó calmar los desórdenes que se produjeron en el Parque O'Higgins, acompañó a los heridos y horas después recibió una invitación del Santo Padre para saludarlo en la Nunciatura a las cinco de la madrugada. "Santidad, le pido perdón por lo que ocurrió en el parque", le dijo. Su respuesta lo marcó para siempre. "No hay nada por lo cual tenga que pedir perdón. Le quiero agradecer por su intermedio a todos los guardias, por lo importante que ha sido su presencia y acogida en Chile".


El niño de la colonia árabe que lo abrazó

Ensayaron durante todo el día, vestidos con sus trajes típicos. Junto a sus amigos y a su hermana, de 8 y 6 años, representaban a las colonias de inmigrantes de Antofagasta que recibirían al Pontífice en el Colegio Instituto Santa María, y se preguntaban qué le dirían al Santo Padre cuando lo vieran. Omar Tala (32) estaba entre los últimos que lo verían. "Cuando llegó, no hizo nada de lo esperado y llegó directo a nosotros. Arriba del Papamóvil se veía alto y radiante -recuerda-. Quedé en shock cuando se acercó, nos preguntó si éramos beduinos en un español clarísimo. Se rió, nos bendijo y nos abrazó", señala.


El carabinero que fue chofer del Papamóvil



Fue seleccionado entre 300 carabineros, por eso cuando Manuel Bau (63) se enteró de que sería el encargado de conducir el Papamóvil por Santiago, Antofagasta y Concepción, se tomó la noticia con mucha responsabilidad y se preparó durante un año.

Tras la visita papal, Bau recuerda como "extraordinario" el momento en que Juan Pablo II lo llamó para agradecerle por sus servicios. "Me regaló un rosario y me preguntó por mi familia", dice. También cuenta que lo más difícil fue manejar con gente que se acercaba al Papamóvil y con 18 motos a los lados.

En su memoria además mantiene viva una anécdota: "Como yo era rubio y de ojos azules, todos pensaban que era polaco. Incluso me hablaban en inglés y en una radio querían saber mi nacionalidad".

A un día de la beatificación, Bau dice que vivirá ese momento como algo especial, porque la verá junto a sus ocho hermanos y rezarán por su madre enferma de 95 años.
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